Cómo comenzó…
Ivar Arocha, actual propietario y fundador del Hotel Sagarnaga, nació en un pequeño pueblo fronterizo en el sur de Bolivia a principios de los años 40. Criado por una joven viuda, Ivar siempre tuvo un claro ejemplo de perseverancia y trabajo duro. Él y sus dos hermanas siempre ayudaron a su madre en sus diversas aventuras empresariales. Juntos como familia, su portafolio incluía una pequeña tienda de conveniencia, ropa importada y, más adelante, la apertura de uno de los primeros cines en La Paz.
No fue fácil ser madre y empresaria en solitario en la década de 1940, pero juntas, la familia Arocha pudo tener éxito y progresar, lo que le permitió a Ivar tener una sólida educación. Además, le permitió viajar por el mundo y traer ideas innovadoras para la Industria en Bolivia.
Poco a poco quedó atrapado en el deseo de aprender y explorar más, pero para hacerlo factible, saldría al mundo a través de la exportación. Exportaba productos de alpaca y lana, que pronto se dio cuenta de que tenían una gran demanda. Al poco tiempo decidió que tenía fábrica.
Un par de años más tarde, tras ser traicionado por su socio comercial en su primera gran empresa, la fábrica de calcetines de Ivar no había sido lo que esperaba. Salvó lo que pudo vendiendo su parte de la fábrica a su socio comercial.
Ivar, que no era ajeno a correr riesgos y con algo de dinero en mano, decidió que tenía que probar algo nuevo. Inspirado y apoyado por su madre y su joven familia, decidió que podía convertir el cine de su madre en un hotel. No sería fácil, pero su visión era clara. Préstamo bancario, tras préstamo bancario, y unos años de constancia, el Hotel Sagarnaga abrió sus puertas en Septiembre de 1980 con sólo una plantilla de 3 personas y un total de 5 habitaciones.
Hoy nuestro hotel familiar se encuentra en lo que resultó ser el corazón de la zona turística, y ahora cuenta con 60 habitaciones. En el interior ahora puede encontrar dos restaurantes, un acogedor sky bar, un área de ejercicios, una agencia de viajes interna y un lobby para relajarse, lo que hace un total de más de 400 metros cuadrados de áreas comunes. Además, todavía puedes encontrar a Ivar en la puerta principal dando la bienvenida a nuestros huéspedes.
A pesar de los años, la fachada del hotel no ha cambiado del estilo art déco del cine original del siglo anterior. No importa cuánto nos esforcemos por innovar y destacarnos, esto siempre será un recordatorio de nuestros comienzos.